Mi destino.
Me obsequias un regalo y yo decido,
el tipo de regalo que me ofreces
Música, cerveza tequila o vino
Y decir que me perteneces…
Tu desnudo cuerpo que me apresa
Que despierta fuego, quema mis
oraciones,
desdibujando todas, mis buenas intenciones
Y despertando el deseo en las diabólicas
razones
de poseer esa celestial e infinita belleza
Tú cuerpo cautivo, mi sumisa
princesa…
Sometido a mis más oscuras obsesiones
Tocando mis más obscuras pretensiones
Para manchar tu transparente y celestial
pureza
Pido para tu blanca e interminable inocencia,
El rojo infierno de mis eróticas crueldades
Látigo, azotes, dolor, gemidos y amarres
Satisfaciendo estas putas necesidades
Que van consumiendo mi naturaleza
Gozando de las delicias de tú hermoso
cuerpo sumiso
los demonios me consumen con su frenética
danza
llevándonos del brutal infierno al
tan anhelado paraíso
que consume nuestra piel, que siempre
avanza…
Dolor, erotismo, posesión y lágrimas,
ardor de mis lujurias apremiantes
Antifaz, cuero, mordaza, cuerdas,
mis labios con gula devorándote
Y esa putes tan descarada, nacida de
esa mirada tierna inocente que no conocí antes
Mini falda, medias de red, y esa
actitud de puta a inocente contrapunteándote
Y que no supe explicarme…
Y te vuelves eterna, delirante y
sanguinaria. Ofreciendo tu piel a mis sentidos
Tu cabeza inclinada a mis motivos… De
placer y dolor enriquecidos,
en danzas y rituales de castigos,
Son el sentido emoción y espera, esa
copa de vino
para ser mi tierra prometida, el vino de la
redención…
y mi destino.
Orión
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